Las políticas de rendición de cuentas impulsadas por las reformas neoliberales del país, han impactado en todos los niveles del sistema educativo, promoviendo la construcción de subjetividades atadas a las altas presiones, pruebas estandarizadas y toda una gobernanza de la métrica nacional. En medio de este contexto social y político, las comunidades educativas se encuentran atravesando lo que el discurso público ha ido delimitando como un escenario distópico de violencia y convivencia escolar. Tanto en las nuevas propuestas normativas, como en las prácticas culturales tradicionalmente instaladas en nuestro país, se espera que los y las profesionales de la psicología y otras áreas del desarrollo psicosocial, diseñen y desarrollen estrategias de acción pertinentes, adecuadas y particulares para dar respuesta a las consecuencias psico-socio-emocionales de las diferentes crisis sociales que han impactado al sistema educativo (pandemia, crisis sociales, desigualdades estructurales, entre otras). Esta tarea parece paradojal y especialmente contradictoria, generando grandes tensiones y cuestionando la propia definición de la disciplina de la psicología y su campo de acción en educación. Sin embargo, precisamente por el entorno de contradicciones se presentan múltiples oportunidades de cambio, generando también, posibilidades de transformación. Esta conferencia pone en diálogo los resultados parciales de un proyecto Fondecyt y un proyecto Fondef en curso, así como los hallazgos que hemos construido en el marco de una línea de trabajo impulsada desde el Observatorio Psicosocial en Situaciones de Emergencia de la Universidad de Playa Ancha (OPSE-UPLA).